Un grupo de vecinos de Adrogué, que tiene sus viviendas linderas a las vías del tren y a metros del cruce de la calle San Martín, continúan con los reclamos para exigir la reparación de las vías, los rieles y los durmientes. Tras el descarrilamiento del tren a la altura de Murature y Espora hace más de una semana, la gente del lugar volvió a quejarse porque asegura que "hace meses" piden el mantenimiento porque las casas "se mueven ante el paso de cada formación”. Los residentes del lugar manifestaron que “desde hace varios meses antes del accidente vienen exigiendo a la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT) que controle los rieles, los tornillos, durmientes y vagones que no están en condiciones de circular”. A pocos días del incidente, la gente de la zona presentará quejas formales y reclamos no sólo en la empresa encargada, el ente regulador, sino también en los Tribunales de Lomas de Zamora.“Sabemos que a la empresa le dieron 30 días para hacer las reparaciones correspondientes, y estamos esperando que arreglen de manera completa los rieles y los durmientes que son los que más destrozados están. No entendemos cómo los repararon tan rápido, ya que ese mismo día comenzaron a circular por esa vía”, indicó Norma Cippitelli en diálogo con Info Región. Y agregó: “Es una gran preocupación para todo el barrio, ya que no sólo es un problema para los pasajeros que pueden salir lastimados sino para aquellos que tenemos las casas pegadas a las vías y nos separa un simple alambrado. Si al tren no lo frenan las columnas de tensión se venía contra las viviendas y la gente que pasaba por la calle”. El incidente, que se produjo el jueves 25 de octubre, involucró a uno de los vagones de la formación del tren eléctrico, que recorre desde Constitución, en Capital Federal, hasta Alejandro Korn, en el sur del conurbano. El tren descarriló y derribó dos columnas de alta tensión linderas a las vías, que quedaron derribadas sobre los patios de las casas que están pegadas al paso del tren. A raíz del fuerte tambaleo de la formación y el impacto contra las columnas, la gente sufrió heridas leves. Seis de los casi 70 pasajeros, que se encontraban en el momento en el vagón recibieron golpes más fuertes, pero sin gravedad. Una de las soluciones que implementó la empresa es que los trenes transiten a 12 km por la zona para evitar accidentes. Sin embargo, Cipitelli se quejó: “Lo que se debería hacer es arreglar los durmientes, no bajar la velocidad de las formaciones, ya que un viaje a Constitución demoraría dos horas”. Ese día algunos de los pasajeros manifestaron a este medio que “el movimiento brusco, los fuertes saltos de los vagones y el mal estado de la formación es constante” y resaltaron que “viajar es un calvario”.
Nota publicada en INFOREGION.
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